Día Mundial para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
La violencia contra la mujer es una de las mayores pandemias a nivel global, hasta un 70% de las mujeres sufrirán este tipo de violencia en algún momento de sus vidas. En lo que llevamos de año, 45 mujeres han sido asesinadas en España a manos de sus parejas o exparejas, de las cuales dos en las Islas Canarias. Sin embargo, los asesinatos son sólo la punta del iceberg, los hechos más visibles y de más repercusión mediática, pero el concepto de “violencia de género” abarca tanto violencia física como psicológica y sexual.
Hoy celebramos el Día Mundial para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una jornada esencial para concienciar a la población de que la violencia de género se encuentra presente en muchas situaciones de la vida cotidiana y que está en manos de cada persona reaccionar contra ella. Desde la discriminación en leyes, las diferencias salariales, los insultos o chistes que ridiculizan a la mujer hasta el acoso sexual, las violaciones o el maltrato doméstico, todo son formas de violencia contra las mujeres.
Esta forma de violencia constituye una violación de los derechos humanos, consecuencia de las persistentes desigualdades por razón de género. Es prevenible con un trabajo de concienciación desde la educación y la cultura para acabar con los estereotipos que encajonan a las mujeres y las relegan a sufrir discriminación toda su vida. Además, la violencia contra la mujer impide el avance en muchas áreas, incluidas la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA y la paz y la seguridad.
En este sentido, la violencia de género es una lacra para el desarrollo en muchos países y sus consecuencias perduran durante generaciones. En la actualidad, unos 130 millones de mujeres han sido sometidas a la mutilación genital femenina, aproximadamente 700 millones de mujeres fueron casadas antes de los 18 años de edad y de los 4,5 millones de personas víctimas de la explotación sexual forzada, el 98% son mujeres.
Estos datos reflejan la urgencia de eliminar la violencia contra la mujer en todo el mundo, ya que ésta no distingue entre clases socioeconómicas, ni entre espacios públicos o privados, ni entre edad adulta o infantil. Se manifiesta en diversidad de formas, muchas veces camuflada bajo el manto de la tradición o las normas sociales, por eso es imprescindible desterrarla de raíz.